REALISMO Y NATURALISMO FRANCÉS.

EL REALISMO FRANCÉS.

"Madame Bovary" 



Para referirse al Realismo europeo y principalmente al francés se debe por obligación hacer alusión a la obra que más representa a este movimiento “Madame Bovary” de Gustave Flaubert. Es por esto que este ensayo se encuentra dividido en seis partes con el fin de dar una mejor explicación del movimiento y la relación con la novela, estas partes son las siguientes: un breve marco histórico cultural de Europa, una breve explicación del Realismo, una breve explicación del Naturalismo, que sucede con otras ramas artísticas de la época, los autores franceses más relevantes y finalmente una selección de cinco hechos de “Madame Bovary” que confirmen la existencia del Realismo en la obra.


Entre los años 1850 y 1900 se producen grandes cambios con respecto a la época romántica, en el aspecto social la burguesía se va consolidando como la clase dominante y se encamina a posiciones e ideales conservadores, cada vez más solo se dejan influenciar por la realidad y un espíritu práctico dicta sus acciones. Por el otro lado las clases bajas contrarias a la burguesía luchan por mejorar su calidad de vida. En el aspecto ideológico el liberalismo va adquiriendo fuerza y expandiéndose como progresista y moderado, al contrario de esto las clases bajas en particular la clase obrera, comienzan a tomar ideologías revolucionarias como el socialismo o el comunismo (ejemplo claro de esto es el Manifiesto comunista de Karl Marx de 1848). La filosofía y la ciencia cambian produciendo grandes efectos en la literatura, el Positivismo se opone a los ideales románticos planteando que solo el observar y el experimentar son validos como métodos experimentales, la Sociología y la Psicología científica también adoptan este pensamiento.
Desde la mitad del siglo XIX se denominaba como realistas a aquellos que en su obra reflejaban a la sociedad lo mas certero posible dejando de lado a las fantasías y sueños románticos, es por esto que se considera al Realismo la antítesis del Romanticismo, aunque también se dice que en ciertos autores románticos se podían encontrar algunos rasgos propios de los realistas. Pero lo que no se discute es que existen dos grandes puntos para entender el paso del Romanticismo al Realismo, primero se eliminan por completo elementos ficticios, fantásticos, excesos de sentimientos, entre otras cosas. Segundo se desarrollan otros elementos como otorgarle una gran importancia a la naturaleza, a lo regional, a las costumbres, en general a lo cotidiano. Las principales características del Realismo en la literatura o como el lector se da cuenta de cual obra es realista o no, depende si reconoce una reproducción fiel de la vida, si el autor utiliza el método experimental, si se escribe sobre el terreno, las personas, las vestimentas, sus costumbres, etc... En el aspecto narrativo, el autor al pasar a ser un cronista puede elegir si ser más o menos objetivo, siempre la descripción del contexto debe tener gran relevancia en la obra, la lengua utilizada debe adaptarse al personaje de la obra ya se de habla culta o inculta, dado a estas características o exigencias mas comunes para el desarrollo de una obra Realista, la novela es el género que mejor se adapta.
NATURALISMO FRANCÉS.
El Naturalismo es fundado por el novelista francés Émile Zola y se puede tratar como la evolución o continuación del Realismo, puesto que Zola toma este último y le agrega varios elementos de doctrinas de su tiempo, uno de estos elementos es el materialismo que rechaza a todo lo espiritual del ser humano, todo es producto del organismo, otro elemento es el determinismo que plantea que el comportamiento del ser humano esta marcado por una herencia biológica y por el contexto social, por ultimo esta el método experimental que hace que el escritor imite a un científico en la manera de realizar su trabajo, esto quiere decir que los autores deben experimentar con sus personajes y demostrar que su comportamiento depende de las variadas situaciones que el mismo autor indica y así demostrando el determinismo de la novela. De estos elementos se producen ciertas consecuencias en las obras, como es el caso de los extremismos de los personajes, tontos, asesinos, santos, etc. no existen personajes que se podrían leer como intermedios (ej. Ser tontos en algunos casos e inteligentes en otros), todos responden a su herencia biológica y lo único que podría hacerlos cambiar de alguna forma es el contexto en el cual se encuentren. La técnica y el estilo de la novela se basan en la observación del método experimental, produciendo que los diálogos sean mucho más acabados y detallados.

En la llamada generación del 80, la novela asume en la literatura argentina, por primera vez, un carácter que le confiere ya las características de un género casi autónomo, es decir, provisto de las condiciones históricas necesarias para lanzarse hacia el futuro desde una especie de inicial madurez. No quiere decir esto que las obras en sí mismas, y desde el punto de vista de su excelencia estética, sean maduras. Pero sí que son "cultivadas no de modo accidental por autores especializados en otros géneros -como había ocurrido hasta entonces- sino por novelistas, esto es, por escritores que, en todo caso, se especializan precisamente en el género novelesco.
Dentro de esta estructuración general del género que se opera en el último cuarto de siglo, el naturalismo, tendencia entonces triunfante en Francia bajo el liderazgo de Emilio Zola, desempeña un importante papel. Es bajo el signo del naturalismo - si se exceptúan las primeras expresiones de literatura fantástica, y no de modo absoluto, como se ha visto-, por cierto en conexión con el realismo tradicional, que se opera esta aparición del género novelesco argentino dotado ya de caracteres orgánicos de conjunto. En la década que va del 80 al 90, se produce una serie de obras que configuran el repertorio de esta novelística argentina, y su representante máximo es, sin duda, Eugenio Cambaceres, que puede ser considerado en cierto modo como el iniciador de este proceso con su primera obra, Pot-pourri, publicada en 1881
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